ARTE EN LA ERA DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL


MEIAC (Museo Extremeño a Iberoamericano de Arte Contemporáneo)
Badajoz, España. Inauguración: 19 de febrero de 2021


   Textos críticos:

La conveniencia y el impulso de la innovación bajo el auspicio de la compresión
por Eduardo Navas

 

Texto escrito para la muestra del MEIAC "Algoritmia: Arte en la era de la inteligencia artificial"


La conveniencia1 , con el apoyo simbiótico de la innovación y la compresión, contribuyen a mejorar la eficiencia temporal de una ideología global de riqueza valorada y validada como datos intercambiables a través de las redes; su relación culmina con la aparición de la inteligencia artificial. Las obras de arte digital, desde los primeros días de la informática, han sido de una manera u otra una reflexión sobre cómo la conveniencia, la innovación y la compresión funcionan en los ámbitos de la economía, la cultura y la política estrechamente vinculadas a los conflictos de clase social, raza, sexo y género. Este ensayo es una reflexión crítica sobre cómo las obras de arte digitales desempeñan un papel en este desarrollo continuo. En primer lugar, se discute la relación entre la conveniencia, la innovación y la compresión, seguida del análisis de la estructura informacional que hace posible las formas actuales de la producción digital. La inteligencia artificial, a su vez, se discute a lo largo del ensayo en relación con estos tres términos para concluir con una reflexión crítica sobre cómo el arte digital es una forma vital de expresión, útil para cuestionar los supuestos actuales sobre el papel de las tecnologías emergentes en la dinámica en juego entre el capitalismo, la cultura y la sociedad.


1- Nota sobre la traducción: se eligió la palabra «conveniencia» [convenience] en un sentido cercano a «comodidad», a aquello que requiere el menor esfuerzo.



Bajo el auspicio

Las obras seleccionadas para la exposición «Algoritmia: arte en la era de la inteligencia artificial» ofrecen una mirada concreta a la relación de la compresión y la innovación como apoyo a la conveniencia para la creación de valor que es medido como capital, pero que es fundamentalmente informacional. Podemos detectar esto en las obras seleccionadas observando cómo algunas de ellas proyectan una mirada sobre la inteligencia artificial en tiempos de la aparición de Internet. Las obras recientemente incorporadas a NETescopio por el MEIAC, aportan oportunas reflexiones críticas sobre las implicaciones de los estadios más avanzados de la inteligencia artificial, que ya no es sólo una reflexión estética sobre su propia posibilidad de devenir real, sino que ahora es la columna vertebral de una economía informacional global que prospera en la abstracción especulativa. Algo que comparten claramente las obras que conforman la exposición es la conciencia de su relación con el valor cultural en cuanto información, que a su vez se distribuye y legitima a través de nuestra infraestructura económica.

Popularmente se considera que el capitalismo es la causa de los cambios económicos que conducen a la desigualdad en la diferencia de clases y guardan una estrecha relación con las tensiones culturales en términos de sexo, género, raza, etnia e identidad nacional. Cabe afirmar que la razón por la que sigue siendo difícil comprender el funcionamiento del capitalismo es porque comúnmente se discute y se mide en términos de acumulación de riqueza monetaria. Pero éste no es el verdadero valor del capital. Debemos recordar que el capital no tiene un valor monetario automático, sino que necesita ser convertido en riqueza monetaria2 . Su valor siempre ha sido abstracto y en parte definido por la eficiencia temporal: el tiempo que se tarda en realizar una acción (trabajo) se transforma en valor socioeconómico, siempre dependiente de la oferta y la demanda. Las dos últimas variables han cambiado sus formas funcionales para actuar como bienes informacionales que reconfiguran el modo en que se desempeña la escasez en un periodo en el que ciertos bienes pueden ser suministrados con mayor facilidad si son objetos físicos, y pueden estar potencialmente disponibles de forma infinita para el consumo si son de naturaleza puramente informática. Esta dinámica puede ser «encapsulada» centrando la atención en la conveniencia, que se apoya simbióticamente en la compresión y en la innovación como términos comunes que en los tiempos actuales conectan el trabajo con el ocio. Centrarse en la aceleración de la tecnología hace posible que el individuo con espíritu crítico se dé cuenta del proceso abstracto de creación de valor y de cómo se ha desvinculado completamente, en este punto, de una relación clara con la riqueza monetaria real. La conveniencia, la innovación y la compresión prosperan gracias a una capa informacional que, a su vez, sirve de respaldo a una economía interconectada que sigue alcanzando una eficiencia sin precedentes con la implantación de la inteligencia artificial. La capa informacional funciona sobre los modos de producción anteriores que van desde la agricultura hasta las industrias basadas en la información. Para comprender mejor el funcionamiento de la conveniencia, la innovación y la compresión como parte de la capa informacional, es necesario hacer un breve repaso de su relación.


2- Karl Marx, «Part 2: The Transformation of Money into Capital» Capital, Volume 1 (New York: Penguin Classics, 1990), 245 - 280.



La capa informacional

La velocidad de intercambios que se experimentan en la cultura y la economía sigue aumentando debido a la reconfigurabilidad entre la conveniencia, la innovación y la compresión que funcionan sobre la capa informacional, la que se apoya en fases de producción que preceden a nuestra actual fase interconectada en red. La capa informacional, aunque ciertamente incipiente en periodos anteriores del Antropoceno, goza de un mayor énfasis en los tiempos actuales, y está satisfaciendo claramente las demandas de conveniencia como medio para optimizar la acción y el intercambio mediante la innovación y la compresión.

La capa informacional comienza a desempeñar un papel destacado una vez que las culturas superan las etapas avanzadas del tardocapitalismo3 debido a la necesidad de expandirse más allá de la producción ligada a los bienes materiales. La posibilidad de consumir conceptos en forma de entretenimiento —no mediante la compra de objetos como copias, sino a través del acceso mediante servicios de streaming, por ejemplo— abre la puerta a un tipo de economía que se construye no sobre bienes físicos, sino sobre datos, y en este sentido bienes inmateriales que se consumen en base a una forma avanzada de servicio: el acceso a la información se vende más que un objeto real. Hoy en día, la producción humana es más eficiente gracias a la creciente velocidad de intercambio de la información. En efecto, la capa informacional funciona actualmente como la columna vertebral vinculante de la economía global. La capa informacional es el marco ideal para la implementación de la inteligencia artificial como una forma avanzada de automatización que puede enseñarse a sí misma para mejorar en tareas específicas.

La capa informacional, desde una perspectiva sociocultural, es un tipo de aglutinante que, en términos ideológicos, apoya la tendencia de las personas a buscar las formas más fáciles, menos estresantes y que requieran menos tiempo para relacionarse con su entorno. La búsqueda de la estabilidad está ciertamente relacionada con esta tendencia, así como con la eficiencia. La conveniencia, cuando no se mantiene bajo control, puede asociarse a la pereza y puede llevar a «tomar atajos» e incluso a delinquir.4 Cuando la conveniencia, ligada a la eficiencia en términos de trabajo, se traslada al ámbito del ocio, se convierte en un fuerte motivador para hacer las cosas más fáciles y rápidas de producir, promovido por una confusa noción de ganar más tiempo para consumir y disfrutar de los bienes materiales y del tiempo de ocio. El vínculo entre el ocio y el trabajo se establece una vez que el tiempo libre se convierte en una posibilidad para los trabajadores: la conveniencia es un importante motivador para encontrar formas de comprimir todas las cosas relevantes para la experiencia humana.


3- El tardocapitalismo se trata aquí en términos del posmodernismo. Véase Fredric Jameson, «The Cultural Logic of Late Capitalism», Postmodernism or, the Cultural Logic of Late Capitalism (Durham: Duke University Press), 3.

4- Petter Gottschalk, «Theory of Convenience: Determinants of White-Collar
Crime Intention», Deviant Behavior, (2020) 41:11, 1431-1439, DOI: 10.1080/01639625.2019.1624101



Conveniencia

Lo primero que debemos preguntarnos es cómo y por qué la conveniencia sería una de las variables culturales que sustentan la producción de valor abstracto que no está ligada primariamente a la relación del capital con la riqueza monetaria, pero aún así es fundamental para el capitalismo. Resulta útil revisar varias definiciones del término para reflexionar sobre esta cuestión. La conveniencia se define como «el estado de poder llevar a cabo algo con poco esfuerzo o dificultad».5 Otra definición más cercana al trabajo y a su eventual conversión en valor socioeconómico es «aptitud o idoneidad para llevar a cabo una acción o cumplir un requisito».6 A medida que revisamos diferentes definiciones, encontramos «algo (como un aparato, dispositivo o servicio) que propicia la comodidad o la facilidad»7 , en la que se hace referencia directa a los bienes materiales. El término también puede vincularse a la eficiencia temporal, «un tiempo adecuado o conveniente» y quizás la que convierte a este término en una mina de oro para todo lo que prospera gracias a la capa informacional. El tiempo es la clave de todo trabajo que puede ser convertido en valor, que, a su vez, ha de traducirse y acumularse como riqueza monetaria.8

En este punto, podemos observar cómo la conveniencia se convierte en una suerte de ensamblaje en constante expansión, formado por todas las cosas producidas que proporcionan el impulso necesario para poner en su lugar los parámetros específicos de valor, y que culmina en algún tipo de producto que promete hacer que la experiencia de vida de una persona sea mejor, de acuerdo con las diferentes definiciones de conveniencia. La idea implícita de que la conveniencia es equivalente al ahorro de tiempo es quizás el principal impulso que lo lleva a buscar el modo de hacer que las cosas sean cada vez más convenientes.

Desde esta posición, queda claro que la conveniencia (como nodo fundamental de la eficiencia temporal) a través de las redes se combina con el valor monetario después de que la conveniencia demuestre su capacidad, por ejemplo, para apoyar la viralidad de la red mediante la acumulación de usuarios; el valor monetario, en tal situación, se basa en cautelosas estimaciones. Así es como gigantes de las redes sociales como Facebook y Twitter, fueron capaces de lanzar su oferta pública inicial (IPO en inglés) con modelos de negocio no comprobados.9 Su valor se definía por el número de usuarios y la cantidad de contenidos que producían, así como en la promesa de crecimiento mediante la adquisición de nuevos usuarios. Ellos son los señores feudales de la información; en sus dominios, los usuarios están más que dispuestos a renunciar a sus contenidos y a su privacidad en pos de la conveniencia de estar conectados con otras personas.

En los últimos tiempos, la conveniencia es una de las principales razones por la que los individuos están dispuestos a retribuir con su actividad para ahorrar tiempo. El precio que los usuarios pagan por la participación social en línea es su privacidad, aunque algunas redes sociales reconfiguran esta realidad alegando que los datos que recogen se utilizan para garantizar mejores servicios en el futuro, al tiempo que se reservan el derecho a vender/compartir los datos como consideren oportuno, de conformidad con sus «acuerdos de usuario». El poder de la conveniencia radica también, en parte, en que hace que la comunicación sea casi sin esfuerzo. La compresión, a su vez, favorece y sustenta a la conveniencia a través de la innovación constante.

Podemos rastrear esto de forma específica en el largo proceso de desarrollo cultural examinando las primeras etapas de la producción organizada con la fuerza bruta, pasando por la agricultura, hasta el surgimiento de las fábricas y las industrias manufactureras, de servicios y de la información. En las últimas tres fases, se produjo un cambio radical cuando las máquinas empezaron a sustituir al trabajo humano. La automatización en las fábricas, en particular, hizo más que evidente un cambio radical que ideológicamente está vinculado a la automatización en términos de informática. La eficiencia estaba en juego en todos estos momentos: cada uno de ellos se apoyaba en la innovación para producir todo lo imaginable, cada vez más rápido.


5- «Convenience» [conveniencia], acceso el 7 de marzo de 2021, Oxford Reference Dictionary Online, https://www.oxfordreference.com/search?q=convenience&searchBtn=Search&isQuickSearch=true

6- «Convenience» [conveniencia], acceso el 7 de marzo de 2021, Merrian-Webster Dictionary Online, https://www.merriam-webster.com/dictionary/convenience

7- Ibid.

8- Karl Marx, «Chapter 10: The Working Day», Capital, Volume 1 (New York: Penguin Classics, 1990), 340 – 353.

9- La incertidumbre de las start ups y sus modelos de negocio se exploran en el libro de John Battelle The Search: How Google and its Rivals Rewrote the Rules of Business and Transformed our Culture (New York: Portfolio, 2005).



Innovación

La innovación se valida de forma recíproca con la conveniencia, con el objetivo de ahorrar tiempo y, a su vez, producir excedentes mediante la compresión del trabajo. La innovación ha formado parte de las culturas desde sus albores. Desde las primeras herramientas de piedra hasta los avances más recientes en informática inteligente, la innovación es el concepto que se utiliza constantemente para formular y convalidar actividades que exploran un territorio incierto con la posibilidad de proporcionar nuevas formas de hacer las cosas y mejorar las experiencias personales y colectivas. A menudo, los objetivos en proyectos de este tipo, en instituciones de investigación, se validan con la propia búsqueda del conocimiento, mientras que en el sector privado la prioridad son los beneficios potenciales, que a su vez pueden reinvertirse para obtener aún más innovación y aumentar aún más los beneficios. Se trata, en efecto, de un bucle que se repite exponencialmente a un ritmo cada vez más rápido. La innovación se convirtió en el objetivo del desarrollo, en cuanto quedó claro que la eficiencia podía alcanzarse a través de la mejora de las capacidades físicas humanas, más evidentemente en la agricultura y la guerra.10 Este proceso acabó trasladándose al sector intelectual cuando la informática empezó a utilizarse para trabajar en ámbitos reservados a la mente humana. Este cambio surgió específicamente enfocado en el trabajo, podría decirse, una vez que la revolución industrial se afianzó.

Innovar es «hacer cambios en algo establecido, especialmente introduciendo nuevos métodos, ideas o productos».11 La innovación en sí misma es el proceso de dicha acción, un tipo de trabajo que en parte funciona a partir de la especulación, de probar opciones para lograr algo diferente, normalmente con el objetivo de mejorarlo. Dicha mejora suele incluir algún tipo de alusión a la eficiencia temporal y a la facilidad, lo que a su vez lleva a hacer las cosas más convenientes para los consumidores. Y aquí tenemos esa conexión con la conveniencia. La innovación y la conveniencia se apoyan mutuamente para fomentar premisas que atraen a los individuos por razones multifacéticas: para el capitalista, aumentar los beneficios; para el trabajador, tener un mejor salario y una mejor calidad de vida; para la persona creativa, contar con nuevos métodos y enfoques para producir lo que imagina. En general y en términos abstractos, para la experiencia humana, la innovación se asocia con los medios para mejorar el disfrute de la vida, sobre todo en términos de ocio. La realidad detrás de esta ecuación socioeconómica es compleja dado que la relación básica entre tiempo y trabajo está definida por la compresión de la producción, que a su vez exige más del trabajador en la misma cantidad de tiempo.

La mejora de la calidad de vida sigue siendo el mito impulsor, la mayor promesa: la zanahoria que se pone delante de los trabajadores para animarlos a realizar más trabajo en menos tiempo, a ser más eficientes, hasta el punto de que ahora la jornada de trabajo de 9 a 5 es inexistente en la mayoría de los países con economías consolidadas, y la gente trabaja desde la mañana hasta bien entrada la noche. La tecnología hace posible esta demanda de tiempo y trabajo a través de la compresión, que ha demostrado ser el factor clave detrás del desarrollo tecnológico, que modularmente se corresponde con la innovación con el fin de mejorar las experiencias formuladas a través de la conveniencia.


10- Manuel DeLanda aborda estas cuestiones en dos de sus libros. Manuel DeLanda, War in the Age of Intelligent Machines (New York: Zone Books, 1991). Manuel DeLanda, A Thousand Years of Nonlinear History (New York: Zone Books).

11- «Innovate» [innovar], acceso el 7 de marzo de 2021, https://www.oxfordreference.com/search?q=innovate&searchBtn=Search&isQuickSearch=true



Compresión

Desde los primeros días de la domesticación de las plantas que condujeron a la agricultura, hasta el auge de la vigilancia supervisada por algoritmos de aprendizaje automático, el impulso de la innovación bajo el auspicio de la compresión se apoya en la conveniencia como aglutinante de la economía de la información que está optimizada para ser dirigida por la inteligencia artificial. La compresión, aunque no se piense comúnmente de esta manera, es una herramienta conceptual que ha sido implementada por los humanos desde la aparición de la cultura. Basta con pensar en el lenguaje, que es una herramienta de comunicación en sí misma. El lenguaje, sobre todo el escrito, se utiliza para expresar ideas de forma concisa. Las expresiones surgen de un proceso de formación, conformación y reconfiguración del significado; tal significación es una idea en forma comprimida para su eficiente (conveniente) difusión. Un argumento, como ejemplo más directo tomemos el que propongo en este ensayo, reúne elementos específicos de la cultura que considero importantes con el objetivo de proporcionar una visión precisa sobre una cuestión que afecta al mundo: en este caso la forma en que el arte digital y la IA se entrelazan con la cultura, la política y la economía, y cómo la exposición del MEIAC «Algoritmia» resume este enfoque. En síntesis, un argumento, cuando se reduce a sus elementos más básicos, es una compresión. Una declaración de tesis de una o dos frases es un claro ejemplo de una posición intelectual concisa: una idea convertida en una declaración ejecutable, y ¿qué otra cosa es un algoritmo una vez que se pone en marcha? Se declara al principio del ensayo y se ejecuta a lo largo del mismo.

Para seguir con la denotación de términos, hay que señalar que la compresión se define como «la acción de comprimir o ser comprimido» y «la reducción de volumen (que provoca un aumento de presión) de la mezcla de combustible en un motor de combustión interna antes del encendido». Si nos remontamos a las definiciones del inglés medio, podemos encontrar «juntar ejerciendo presión».12 La connotación del término compresión relacionada a la innovación y la conveniencia se encuentra en la acción de comprimir: «aplanar mediante presión; apretar o presionar: la falda se puede doblar y comprimir en una pequeña bolsa».13 La comprensión cultural del término es, por consiguiente, la de compactar cosas. Lo atractivo de este proceso es que, al hacerlo, la funcionalidad, en el mejor de los casos, no se ve comprometida, y si esto ocurre, puede mejorarse con versiones posteriores. Este es el caso de los ordenadores, que comenzaron siendo dispositivos que ocupaban una sala entera, como el Manchester MK1 y el ENIAC.14 Gracias a la innovación constante, el ordenador se comprimió de manera que ahora todo el mundo puede tener uno de los dispositivos más convenientes jamás creados en la historia de la tecnología: el smartphone; una máquina multitarea que puede hacer diez veces más de lo que los ingenieros y matemáticos soñaban durante la década de 1940, cuando la informática se convirtió en una posibilidad hecha realidad con el objetivo de ganar la Segunda Guerra Mundial.15 En efecto, el ordenador —siguiendo la definición del diccionario citada anteriormente— se comprimió en una  «pequeña bolsa» y seguirá comprimiéndose hasta que se integre no sólo dentro de nuestros cuerpos, sino dentro de nuestras propias células humanas.16

La compresión como medio de eficiencia impulsada por la conveniencia que se traduce en valor que puede convertirse en riqueza, en efecto, forma parte de la percepción general de la aceleración constante de la producción material a medida que la tecnología aumenta el ritmo de producción en todos los ámbitos de la cultura. La aceleración en la producción cultural ha aumentado exponencialmente con la innovación tecnológica, y lo que vendrá después de la ley de Moore ya no es un tema especulativo.17

En términos más prácticos, la compresión de datos es una manifestación específica en la informática de la interpretación de la compresión en la cultura en general. Se centra específicamente en minimizar la redundancia para que los datos sean transferibles de forma eficiente.18 Esto, a su vez, es lo que hace que la información a través de Internet sea tan omnipresente, permitiendo que fluya a una velocidad exponencial que no solo se traduce en formas convenientes para que la gente tenga experiencias y consuma, sino que también, a su vez, impulsa más innovación, manteniendo así el bucle en movimiento, sin final a la vista. Y es en este punto donde la aplicación práctica de un concepto teórico deja paso a un espacio en el que surge un bucle de reflexión crítica, en el que el arte actúa como un espejo de nuestro mundo.


12- https://www.oxfordreference.com/search?q=compression&searchBtn=Search&isQuickSearch=true

13- https://www.oxfordreference.com/search?q=compress&searchBtn=Search&isQuickSearch=true

14- Charlie Gere, «The Beginnings of Digital Culture», Digital Culture (London: Reaktion Books, 2002), 40 – 46.

15- Scott McCartney, ENIAC: The Triumphs and Tragedies of the World’s First Computer (New York: Walker and Company, 1999).

16- La tecnología CRISPR se está utilizando para experimentar en este ámbito de la ciencia: Michael Irving, «CRISPR used to build dual-core computers inside human cells» New Atlas: 19 de abril de 2019, acceso el 18 de marzo de 2021, https://newatlas.com/crispr-cell-computer/59336/

17- David Rotman, «We’re not prepared for the end of Moore’s Law,» MIT Technology Review: 24 de febrero de 2020, acceso el 14 de marzo de 2021, https://www.technologyreview.com/2020/02/24/905789/were-not-prepared-for-the-end-of-moores-law/

18- Ida Mengyi Pu e Ida Mengyi Pu, Fundamental Data Compression (Amsterdam and Boston: Elsevier, 2006).



Arte

El arte, al igual que el lenguaje escrito, es una forma de compresión llevada a cabo por los artistas que quieren componer una obra creativa. Esto ocurre en un metanivel, dado que la validación del arte se basa por defecto en el reconocimiento alegórico de signos que ya tienen un valor cultural. Se podría tomar esta afirmación desde una perspectiva más amplia y afirmar que toda comunicación y expresión son, en efecto, alegóricas;19 lo que significa que, debido a nuestra capacidad humana de reconocer referencias de referencias dentro de referencias en toda producción material e inmaterial, somos capaces de comprimir tanto las formas como las ideas con el fin de impulsar la eficiencia a través de la innovación constante.

El arte es idóneo para hacer esto porque funciona específicamente en un metanivel que depende del valor cultural preexistente. El arte consiste en combinar elementos que ofrecen puntos de entrada concretos a problemas, periodos de tiempo y la exploración de ideas: historias enteras pueden ser reconocidas y recordadas a partir del reconocimiento de símbolos o signos icónicos incluidos en las composiciones. El arte comprime la imagen, el sonido y el texto; los combina para presentar lo impresentable.20  El arte está especialmente preparado para incorporar experiencias en diferentes tipos de registros para reflejar, revisar, reorganizar y recontextualizar temas de interés según la visión creativa de una persona. Las artes visuales, el arte sonoro y la música, el time-based media y las artes performáticas florecen gracias a este potencial creativo que ofrece la compresión.

Muchas obras digitales contemporáneas, incluidas las que componen la exposición del MEIAC «Algoritmia: Arte en la era de la inteligencia artificial» ofrecen una visión crítica de la forma en que la informática ha moldeado y sigue moldeando nuestra comprensión del mundo y de nosotros mismos. Las obras que integran «Algoritmia», creadas entre 2001 y 2019, incluyen gifs animados, instalaciones, impresiones digitales, infografías, net art, software art, videojuegos, vídeos, así como instalaciones WebVR. Entre los temas en los que se centran se incluye a las criptomonedas, el medio ambiente, el análisis de los flujos económicos globales y la tradición del hacking, entre otros. La exposición ofrece un panorama de dieciocho años de arte digital que se involucra de manera creativa con la automatización y la computación inteligente, a veces implementando algoritmos específicos, y otras veces refiriendo y haciendo comentarios culturales sobre el propio proceso informático. Las obras de la exposición demuestran cómo los artistas encuentran nuevas formas de apropiarse y de reutilizar la conveniencia, la innovación y la compresión para crear nuevas formas de reflexión crítica con los mismos objetos de la crítica.

La posibilidad disruptiva de que la IA llegue a ser verdaderamente creativa por sí misma no se explora de manera directa en ninguna de las obras incluidas en la exposición; esto tiene sentido porque, en realidad, simplemente no es tecnológicamente posible todavía tener una verdadera inteligencia artificial. Por el momento, la IA, sobre todo en forma de aprendizaje automático, se basa en algoritmos de autoaprendizaje que son capaces de mejorar en tareas específicas mediante dinámicas de ensayo y error, pero el algoritmo es incapaz de ir más allá del marco que se ha creado para su tarea limitada. Para que esto sea posible habría que pasar a lo que actualmente se llama Inteligencia General Artificial (AGI en inglés).21

Las obras de la exposición dejan claro ese distanciamiento crítico del objeto de la crítica (quizás el espacio de reflexión más venerado por quienes se dedican a la cultura), como paradigma importante para la práctica artística; el cual funciona de forma modular dentro de la infraestructura global actual. La distancia crítica en la producción modular es un fallo del sistema que apoya la reflexión individual sobre las implicaciones culturales y socioeconómicas de todas las cosas que se experimentan a una velocidad cada vez mayor. El arte, gracias a su capacidad de optimización como medio que prospera gracias a la compresión, puede seguir siendo relevante dentro del mismo sistema que sigue criticando. El arte se apropia de la innovación y la subvierte para cuestionar la tendencia humana a disfrutar de la conveniencia, la cual provoca a menudo conflictos éticos y morales que van en contra de nuestra propia existencia y favorece la aniquilación de nuestro propio planeta.

 

Eduardo Navas

University Park, PA (Philadelphia), February 18, 2021

http://navasse.net/


19- Fredric Jameson, «Historical: The Ladder of Allegory», Allegory and Ideology (New York: Verso, 2020), 1 – 48.

20- Jean François Lyotard, «Answering the Question: What is Postmodernism?» The Postmodern Condition: A Report on Knowledge (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1983), 81.

21- Ben GoertzelCassio Pennachin, Artificial General Intelligence (Berlin Heidelberg New York: Springer, 2007).





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