En sus Barbies distorsionadas podemos ver variaciones a la manera de Kate Moss, Bjork o Dolly Parton y también muñecas “expedientes X”, “poseídas” o simplemente gordas y feas.
Uno de los inconvenientes y a la vez, efecto secundario del proyecto, fue la demanda que le inició Mattel Inc, la empresa fabricante de la muñeca y que le valiera una serie de mudanzas virtuales, alegatos jurídicos, pero también apoyos en el mundo del arte.
La pregunta que podría hacerse es: ¿quién puede alegar derechos sobre los estereotipos sociales?