Los participantes, utilizando móviles o portátiles con conexión WiFi, pueden plantar su material sonoro que será entonces geolocalizado permitiendo luego una experiencia sonora 3D al recorrer el área recibiendo los distintos sonidos espacializados.
Si con su obra Serendipitor nos invitaba a realizar una deriva urbana sin intervenir más que en la proposición del recorrido, en TSG invita al paseante a recorrer jardines creados artificialmente a modo de implantes sonoros colectivos, que terminan conformando un nuevo paisaje híbrido entre lo virtual y lo real.
A través del espectro de las señales WiFi nuestro oído potenciado, con el móvil como prótesis virtual nos agrega un layer digital a la deriva física.