Este trabajo de Kim Asendorf utiliza el motor de Yahoo, invitándonos a introducir en su página aún en blanco, una palabra cualquiera, y así ver desencadenarse en cascada los resultados de búsqueda: en bucle, cada palabra disparará una nueva búsqueda, que irá ocupando toda la página.
Dentro del conjunto de obras que recurren a los buscadores-que ya deberíamos considerar un género en sí mismo-, ésta parece someter a la máquina a una técnica, o bien psicoanalítica -la asociación libre-, o bien del surrealismo -la escritura automática.
La frase de Tzara, "el pensamiento nace en la boca", debería en este caso ser corregido a "el pensamiento nace en la pantalla", escupido por el motor de búsquedas, esa máquina perversa producto del cruce entre una aspiradora, una lavadora y un jukebox, que alimentada por la materia textual de internet, nos devuelve triturado, reordenado y etiquetado, el inconsciente colectivo de la sociedad moderna.
La máquina del lenguaje analizándose a sí misma.