Vivimos en una época en la que la hipercartografía del mundo, el etiquetado obsesivo de cada rincón avanza en progresión geométrica. Herramientas de control que actúan como un tamiz, como una red de pescadores que sin embargo, deja escurrir como el agua nuestra subjetividad. Oyarzún lleva esto al extremo y nos presenta una consola de control y análisis funcional de su propio entorno de trabajo. Nos permitirá desplazarnos por las diferentes salas y rincones, visualizando los resultados de este análisis a través de varias ventanas con imágenes fotográficas, planos y datos, resultado de un método, de una lógica cartográfica que desconocemos por completo pero de la que podemos intuir cierta obsesión maquínica que subyace tras esta inspección.