La "guemboi" -modo popular de llamar entre los hispanoparlantes a la consola de Nintendo- se caracteriza fundamentalmente por su portabilidad, por el hecho de que se puede usar en la calle: el lugar en donde se ponen en evidencia las relaciones de poder, donde todo se gana y se pierde, el espacio que debe ser conquistado en todo reclamo social. En este juego de poder propuesto por Oyarzún, las instituciones intentan contener a una marea efervescente que no se deja acorralar, convertir, reeducar. Un juego cuya banda de sonido, casi a modo de himno de batalla, es una letanía de hardcore maquínico y en el que sus personajes -retratados con unos pocos pixeles blancos- pelean en un escenario rojo y negro convertido en una ondulante bandera para una revolución de 8 bits.