En una era en que la política se ha convertido en un mero juego de escuchar y repetir mecánicamente consignas sin contenido, este conjunto de poesías multimedia aleatorias, realizadas a partir de un sistema de búsquedas en la red, se apropia de la retórica de la propaganda política a fin de interrogar los discursos hegemónicos.
La política, a nivel mundial, se dedica hoy casi exclusivamente a la retórica. Sus discursos se estructuran en base a fórmulas enfáticas y demagógicas, sin contenidos específicos. Su función principal parece ser la de crear clichés lingüísticos cuya única meta, al igual que los virus, es repetirse a sí mismos. El obligado uso del teleprompter en los discursos políticos remite, además, al fenómeno del ventrilocuismo y el karaoke. Se trata de un juego de escuchar y repetir consignas mecánicamente. Convertidos en una sociedad zombie, no somos nosotros los que hablamos sino que son otros (¿el poder?, ¿el mercado?, ¿el lenguaje mismo?) los que hablan a través nuestro.
Mientras que, a comienzos del siglo XX, la política se valía de las nuevas tecnologías de la época como la radio o los altavoces para llegar a las masas, hoy se vale de teleprompters, podcasts y redes sociales. A partir de un conjunto de poesías que se apropian de la retórica de la propaganda política, RK busca interrogar los discursos hegemónicos y trabaja con el permanente contraste entre la utopía y el lugar común; el espíritu revolucionario y el timo que subyace en estos textos.
Estas piezas sonoras están construidas a partir de una estructura verbal fija y textos aleatorios. Sólo que aquí, la voz y el cuerpo son ineludibles. Al igual que el karaoke convierte en supuesto cantante y protagonista a quien lo utiliza, mediante el uso de este dispositivo cualquiera podrá tener la ilusión de verse convertido en un líder político y arengar a las masas.